martes, 14 de marzo de 2017


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ROMANCE EL MORO DE ANTEQUERA

El Romance del Moro de Antequera es un poema que cuenta hechos históricos de la época de dos comunidades enfrentadas (la cristiana y la musulmana) en el reino de Granada: la toma de Antequera por el Infante don Fernando.

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Romance de Antequera



De Antequera partió el moro   tres horas antes del día, 
con cartas en la su mano   en que socorro pedía. 
Escritas iban con sangre,   más no por falta de tinta. 
El moro que las llevaba   ciento y veinte años había, 
la barba tenía blanca,   la calva le relucía; 
toca llevaba tocada,   muy grande precio valía. 
La mora que la labrara   por su amiga la tenía; 
alhareme en su cabeza   con borlas de seda fina; 
caballero en una yegua,   que caballo no quería. 
Solo con un pajecico   que le tenga compañía, 
no por falta de escuderos,   que en su casa hartos había. 
Siete celadas le ponen   de mucha caballería, 
mas la yegua era ligera,   de entre todos se salía; 
por los campos de Archidona   a grandes voces decía: 
—¡Oh buen rey, si tú supieses   mi triste mensajería, 
mesarías tus cabellos   y la tu barba vellida! 
El rey, que venir lo vido,   a recebirlo salía 
con trescientos de caballo,   la flor de la morería. 
—Bien seas venido, el moro,   buena sea tu venida. 
—Alá te mantenga, el rey,   con toda tu compañía. 
—Dime, ¿qué nuevas me traes   de Antequera, esa mi villa? 
—Yo te las diré, buen rey,   si tú me otorgas la vida. 
—La vida te es otorgada,   si traición en ti no había. 
—¡Nunca Alá lo permitiese   hacer tan gran villanía!, 
mas sepa tu real alteza   lo que ya saber debría, 
que esa villa de Antequera   en grande aprieto se vía, 
que el infante don Fernando   cercada te la tenía. 
Fuertemente la combate   sin cesar noche ni día; 
manjar que tus moros comen,   cueros de vaca cocida. 
Buen rey, si no la socorres,   muy presto se perdería. 
El rey, cuando aquesto oyera,   de pesar se amortecía; 
haciendo gran sentimiento,   muchas lágrimas vertía; 
rasgaba sus vestiduras,   con gran dolor que tenía, 
ninguno le consolaba,   porque no lo permitía; 
mas después, en sí tornando,   a grandes voces decía: 
—Tóquense mi añafiles,   trompetas de plata fina; 
júntense mis caballeros   cuantos en mi reino había, 
vayan con mis dos hermanos   a Archidona, esa mi villa, 
en socorro de Antequera,   llave de mi señoría. 
Y ansí, con este mandado   se junto gran morería; 
ochenta mil peones fueron   el socorro que venía, 
con cinco mil de caballo,   los mejores que tenía. 
Ansí en la Boca del Asna   este real sentado había 
a la vista del infante,   el cual ya se apercebía, 
confiando en la gran victoria   que de ellos Dios le daría, 
sus gentes bien ordenadas;   de San Juan era aquel día 
cuando se dió la batalla   de los nuestros tan herida, 
que por ciento y veinte muertos   quince mil moros había. 
Después de aquesta batalla   fue la villa combatida 
con lombardas y pertrechos   y con una gran bastida 
conque le ganan las torres   de donde era defendida. 
Después dieron el castillo   los moros a pleitesía, 
que libres con sus haciendas   el infante los ponía 
en la villa de Archidona,   lo cual todo se cumplía; 
y ansí se ganó Antequera   a loor de Santa María.

Anónimo


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Entre los romances viejos con temática de la época, sobresalen los llamados “fronterizos”.
Forman una crónica poética y popular del avance de la Reconquista desde el último tercio del siglo XIV y de la difícil convivencia de moros y cristianos en los territorios de frontera.

















La toma de Antequera en 1410 tras varios meses de asedio tuvo especial resonancia entre los castellanos, no sólo por la importancia de la villa conquistada y su valor estratégico, sino también por la heroica resistencia de sus habitantes y los denodados esfuerzos militares y diplomáticos que los granadinos hicieron para levantar el cerco.
Después de la conquista, Antequera queda en situación de villa fronteriza, cuyos pobladores debían vivir en un continuo alerta, aunque esta circunstancia no impedía los contactos de moros y cristianos más allá de las algaradas y saqueos.
Los poetas de fines del XV y del XVI reflejan en sus romances el recuerdo de aquellos momentos heroicos, ennobleciendo la figura del moro derrotado, que relata con tristeza y dolor la pérdida de su tierra.

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Curiosamente todos los romances, excepto el del caballero de Orbaneja, cuentan la historia de la conquista de Antequera desde la perspectiva del moro perdedor. El esquema, que se repite con algunas variantes, es el siguiente:

1) un moro sale hacia Granada para informar al rey del asedio o de la toma de Antequera,
2) dolor que experimenta el rey al recibir la noticia y
3) envío de tropas contra los cristianos.

Otra versión del mismo romance:


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        De Antequera sale un moro,              
        de Antequera, aquesa villa,             
        cartas llevaba en su mano,              
        cartas de mensajería.           
        escritas iban con sangre,               
        y no por falta de tinta,                
        el moro que las llevaba                 
        ciento y veinte años había. 
        Ciento y veinte años el moro,
        de doscientos parecía,          
        la barba llevaba blanca
        muy larga hasta la cinta,
        con la cabeza pelada    
        la calva le relucía;     
        toca llevaba tocada,            
        muy grande precio valía,                
        la mora que la labrara          
        por su amiga la tenía.          
        Caballero en una yegua,                 
        que grande precio valía,
        no por falta de caballos,
        que hartos él se tenía;
        alhareme en su cabeza
        con borlas de seda fina.
        Siete celadas le echaron,                                           
        de todas se escabullía;         
        por los cabos de Archidona              
        a grandes voces se decía:               
        -Si supieres, el rey moro,              
        mi triste mensajería,    
        mesarías tus cabellos                                                
        y la tu barba vellida!   
        Tales lástimas haciendo
        llega a la puerta de Elvira;
        vase para los palacios
        donde el rey moro vivía
        Encontrado ha con el rey        
        que del Alhambra salía  
        con trescientos de a caballo,    
        los mejores que tenía. 
        Ante el rey , cuando le haya,
        tales palabras decía:
        -Mantenga Dios a tu alteza,
        salve Dios tu señoría.          
        Bien vengas, el moro viejo              
        días ha que te atendía.                 
        -¿Qué nuevas me traes, el moro,                 
        de Antequera esa mi villa?              
        -No te las diré, el buen rey,           
        si no me otorgas la vida.               
        -Dímelas, el moro viejo,         
        que otorgada te sería   
        - Las nuevas que,rey, sabrás 
        no son nuevas de alegría:
        que ese infante don Fernando
        cercada tiene tu villa.
        Muchos caballeros suyos
        la combaten cada día:
        aquese Juan de Velasco
        y el que Henríquez se decía,
        el de Rojas y Narváez,
        caballeros de valía.
        De día le dan combate,
        de noche hacen la mina;
        los moros que estaban dentro
        cueros de vaca comían,
        si no socorres, el rey
        tu villa se perdería.
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ARCO DE LOS GIGANTES
PUERTA DE ENTRADA AL CASTILLO


VÍDEO MÚSICA ANTIGUA            

DE ANTEQUERA SALE EL MORO – (Morales/Fuenllana) “Orphénica Lyra”, S. XVI.
[Texto: Romance del moro de Antequera, (Anónimo) / Música: Cristóbal de Morales / Miguel de Fuenllana ("Libro de música para vihuela, intitulado Orphénica Lyra", Sevilla, 1554).
Intérpretes:
- Nuria Rial (Soprano)
- José Miguel Moreno (Vihuela)
(http://www.glossamusic.com/glossa/artist.aspx?lang=esp&id=14)
Imágenes: Ciudad de Antequera, Málaga (Andalucía - España).

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